Nuestra boca es esencial para refinar la Torá. “Un hombre tiene alegría a través de los enunciados (ma’aneh) de su boca …” (Proverbios 15.23) La palabra para enunciados, “ma’aneh” también puede significar ‘restricciones’. Se puede entender que este versículo enseña que “¡el que restringe su discurso puede tener alegría!” (R ‘Elimelec de Lizhensk) Por medio de nuestras palabras en Hitbodedut (plegaria personal) nosotros creamos realidades que no existían, así mismo nuestras palabras destruyen también.

El poder del habla es uno de los regalos más valiosos que Di-s nos ha dado. Es el poder del habla lo que nos diferencia de los animales. Este regalo debe utilizarse para estudiar la Torá y alabar a Di-s y orarle, así como para atender nuestras necesidades más mundanas.

Es mejor mantener al mínimo las palabras que uno habla sobre asuntos mundanos, y maximizar el discurso en asuntos sagrados. Esto se deriva del versículo bíblico: “Y les enseñarás [la Torá] a tus hijos para que hablen en ellos”. Nuestros sabios han interpretado que esto significa que el discurso de uno debe ser principalmente sobre la Torá.

Uno debe ser muy cuidadoso en su discurso ya que una palabra hablada nunca puede retractarse. Aunque la intención puede ser que una discusión permanezca privada, uno nunca sabe a dónde llegará.

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