Mientras que las Inquisiciones española y portuguesa terminaron oficialmente hace aproximadamente 200 años, las ramificaciones de la persecución inquisitorial y las estructuras de poder continúan manifestándose hoy. Unos pocos cripto judíos de Portugal pasaron por El Salvador en la época colonial. Los descendientes de anusim estan recuperando a nivel individual y comunitario la conciencia del vínculo de pertenencia con sus antepasados. Miles de ellos se encuentran actualmente en proceso de búsqueda espiritual y nacional, a fin de retornar a sus raíces judías.

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La existencia registrada de judíos en El Salvador se remonta a la primera mitad del siglo XIX, cuando algunos judíos franco-sefardíes se establecieron en la pequeña ciudad de Chalchuapa. Los judíos han estado presentes en El Salvador desde principios del siglo XIX, comenzando con los judíos sefardíes españoles y continuando con la llegada de los refugiados asquenazíes de la Segunda Guerra Mundial. Los judíos que escaparon de España durante la inquisición eran sefardíes judíos.  

Más judíos franceses y alemanes se establecieron en la capital, San Salvador, durante la segunda mitad del siglo XIX. Alfredo Widawer, que llegó en 1909, fue el primero en organizar los servicios de High Holidays. Los judíos de Europa del Este y algunos orientales llegaron durante la década de 1920 y algunos judíos alemanes llegaron como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Durante ese período, El Salvador otorgó documentos de ciudadanía a 10,000 judíos, la mayoría de ellos de Hungry, rescatándolos de la deportación a Auschwitz.

Durante la Inquisición, los judíos que vivían en España, Portugal e colonias ibéricas se vieron obligados a abandonar sus hogares o convertirse al cristianismo. Mientras que muchos se convirtieron fielmente, otros continuaron practicando el judaísmo en secreto, arriesgándose a acusaciones e investigaciones legales.

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