La inquisición sigue a los descendientes de los Anusim dondequiera que se mudaron, y esto incluía a Nicaragua. En este país encuentras muchas prácticas judías entre los lugareños. Los judíos comenzaron a venir a Nicaragua en la época de la inquisición española en busca de libertad. Este país tenía a presidentes judíos, y muchos otros judíos contribuyeron a su manera a la economía.

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Haciendo un llamado a mis hermanos descendientes de los Anusim en Perú. Hashem los está llamando a regresar. la venganza más dulce que se puede hacer a nuestros antepasados es regresar al pueblo de Israel como Judíos fieles a la Torá; abortando todas ideas forasteras al Judaísmo de Tora, incluyendo el Nuevo Testamento, a Jesus, practicas, y dogmas Cristianas, y regresar al Judaísmo original de Tora.

La Inquisición española y la difusión de los conversos en las Américas. “Nuestra comunidad judía fue violada, miles, y miles se han perdido su identidad y la belleza de lo que es el judaísmo”, Mi objetivo es llevarlos a casa.

“Nuestro trabajo es reconectarnos. Cuando una persona se me acerca, le hago dos preguntas: ¿Desea volver a conectarse y en qué nivel desea volver a conectarse?

La Inquisición dio a conocer signos de comportamiento herético para que los fieles cristianos observen e informen, incluido el cambio de sábanas el viernes, la compra de vegetales antes de Pesaj, la bendición de los niños sin hacer el signo de la cruz, el ayuno en Yom Kippur y el abstenerse de trabajar en sábado.

La Inquisición no se limitaba a Europa; también se extendió a las colonias españolas y portuguesas en el Nuevo Mundo y Asia. Muchos judíos y conversos huyeron de Portugal y España al Nuevo Mundo en busca de mayor seguridad y oportunidades económicas. Se establecieron sucursales de la Inquisición portuguesa en Goa y Brasil. Tribunales y auto de fe españoles se establecieron en México, las Islas Filipinas, Guatemala, Perú, Nueva Granada y las Islas Canarias. A finales del siglo XVIII, la mayoría de estos se disolvieron.

Si los inquisidores no podían obtener una confesión de un presunto hereje, emplearon torturas para obtener una. Curiosamente, por más espantosas que fueran estas torturas, estaban diseñadas para no derramar sangre, una práctica prohibida por la ley cristiana. En la tortura con cuerdas, por ejemplo, las manos de la víctima estaban atadas detrás de él, y la cuerda estaba conectada a una polea. Las pesas estaban adheridas a las piernas de la víctima, y ​​él fue elevado al techo. Cuando bajó de repente, sus brazos y piernas se estaban dislocando dolorosamente. La tortura con agua consistía en colocar un paño húmedo sobre la boca y las fosas nasales del prisionero y correr un pequeño arroyo por su garganta. Cuando la víctima se atragantó y se metió la tela en la garganta, fue arrancada, causando un dolor insoportable. También se empleó la tortura por fuego, en la que los pies de la víctima se mancharon con un material inflamable y se mantuvieron cerca de un fuego, causando una quemadura lenta y dolorosa. Si el acusado se desmayó durante el interrogatorio, un médico que estaba cerca lo reanimó; si el funcionario que administraba la tortura causó la muerte de la víctima, no se le hizo responsable. En general, ninguna persona estaba a salvo de las garras de la Inquisición, incluso los niños y las mujeres embarazadas se sometieron a estas horribles torturas.

A lo largo de las generaciones, la mayoría de estas poblaciones conversas han olvidado sus raíces judías, y continúan practicando estas tradiciones judías selectas por costumbre.

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